Un día perdí el alma
camino arriba de los sueños.
Desde entonces soy ceniza
soledad incendiada
voz muda
atrapada en tinta y papel…
Río que busca refugio en el silencio
y la hojarasca cómplice de los insomnios…
Hace años ya
que adquirí el mal hábito de no dormir.
Y así transcurro
abriendo surcos en las noches
para cultivar versos.
Algunas cosas las atrapa la pluma
otras el olvido
la voz de los amigos,
los cuentos de la abuela
y el aroma inconfundible
de su ofrenda
dedicada a los muertos.
Biografía de Francisco Navarro Ruiz
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