Buggé y Giménez | Arte y Vida | Giménez y Buggé

Para muchos, la ciudad de Buenos Aires, hacia el oeste, termina en Flores. Sin embargo, más allá, quedan unos cuantos barrios. Cerca del cruce de tres de ellos (Mataderos, Villa Luro y Parque Avellaneda), detrás de unas paredes, encontramos un “Site specific” veinticuatro / siete. Graciela Buggé y Darío Giménez son la pareja de “formers” (hacedores) y performers de instalaciones múltiples y mutantes que conforman un caleidoscopio por dentro y por fuera de la fachada color maíz con un par de aberturas azules (ventana y puerta).

Artistas visuales de larga trayectoria (talleres, la Pueyrredón, la Belgrano, la Universidad Nacional de Artes), acumulan gran cantidad de obra concreta. Muchas de esas obras migraron a distintos lugares del globo, para estadías pasajeras, en exposiciones, o definitivas. También se mudaron a otras casas, no tan lejanas. Salieron más de una vez, amorosamente embaladas y subidas, con cuidado, en un flete, para participar en infinidades de muestras. Pero tantas conviven aún donde han sido gestadas y, en sus movimientos internos, se convierten en elementos de obras más amplias.

1- Interludio. En enero-febrero de 2019, en la Galería Buenos Aires Sur, se presentó la muestra Buggé x Buggé. Exactamente un año después, en el mismo lugar, realizó una exposición Darío Giménez y se le ocurrió ponerle este título. Nadie adivinó que se estaba a un paso de un verdadero interludio mundial (Video: Kuroneko Studio).

2- G&B, algunas exposiciones.

3- Graciela Buggé en Migration and Empathy. Viajó a Bursa, Turquía, y, luego, le enviaron un libro a todo color, del que forma parte con su obra participante.

Imbricado con su quehacer artístico, como veta inseparable del mismo, tanto Buggé como Giménez recorrieron un extenso periplo docente, cerrado hace muy poco tiempo. Destaca en esto el Yrurtia, Escuela de Enseñanza Artística, uno de los pocos secundarios estatales especializados en Artes Visuales que hay en la ciudad. Situado a pocas cuadras del hogar-atelier en foco, siempre ha nucleado un colectivo de docentes artistas de excelencia en ambas áreas sustantivas, y ha dado a luz otros tantos. Los yrurtianos, como les gusta llamarse, han tenido que salir más de una vez, en tanto comunidad educativa, para exigir y defender el espacio necesario para llevar a cabo todas sus actividades, así como su propia especialización puesta en jaque.

4- Darío Giménez trenza en este escrito arte, investigación y enseñanza.

5- Algunas obras de Darío Giménez.

6- Algunas pinturas de Graciela Buggé.

7- Algunos grabados y gofrados de Graciela Buggé.

B & G realizan cada uno su obra, pero, a la vez, realizan una obra en conjunto. Es imposible saber en qué parte de la instalación diaria trabajó cada uno, quién sacó cuáles fotos. Hay zonas de configuración Giménez y, otras, Buggé, pero amplios bordes son inciertos, necesariamente amalgamados, yuxtapuestos. Los registros fotográficos cumplen un papel importante en esto, ya que es a través de ellos que se accede a mironear fragmentos de sus trabajos. Ella es una apasionada por la fotografía, se pelea con la técnica, cuando, en realidad, maneja lo más importante: el punto de vista, la composición, el color, la luz, las formas, el encuadre. Él no dice nada, pero saca fotos con el celular, no tantas como ella, pero maneja lo más importante: el encuadre, la luz, el color, las formas, el punto de vista, la composición. No hay que olvidar que estos registros fotográficos tienen un doble borde artístico: registran obras y son, en sí mismos, obras.

8. G&B, algunos trabajos.

9. Graciela Buggé: manos a la obra en un mosaico.

10. Darío Giménez en un work in progress.

11. Graciela Buggé hace vitrales.

El mar Buggé, con sus corrientes bravas, su oleaje inquieto, desborda siempre del atelier (no sin quejarse del poco lugar que le dejan). Prefiere el patio, la terraza, las excursiones y paseos, los simposios para realizar obra en otros países. Explora nuevas técnicas y materiales, busca nuevos cursos, se expande, viaja. Giménez, el río manso, se repliega y se concentra en el taller. Profundiza las modalidades de ocupación de cada pequeño espacio, trabaja cada milímetro minuciosamente, se sumerge en la lectura. Cuando sale (si es posible, cerca), con paciencia, revisa las orillas, recolecta objetos descartados, los trae, despacio, hacia adentro. Ella diverge, él converge. Él vertebra lo nuevo a partir de objetos viejos, caja de resonancia de miles de historias. Ella despliega pájaros, que escapan, mientras liberan cantos vibrantes; es capaz de convertir en aves hasta los broches de la ropa. Juntos, provocan un remolino de arte.

12. Taller / obra de Darío Giménez.

13. Taller / obra de Graciela Buggé.

14. Graciela Buggé y sus fotografías I.

Dentro de sus propias instalaciones, dentro de sus propias muestras y en exposiciones ajenas, en viajes y en luchas sociales, en la calle y en las redes, Giménez y Buggé son también performers. Si bien el espectador, de cuerpo presente, se presupone como parte del arte de la instalación, en éste, como en tantos otros casos, deberá contentarse con asistir a los registros e imaginarse dentro de esos espacios. Quienes se encuentran de manera física allí son los propios constructores de esas instalaciones efímeras, mutantes.

15. G & B, performers.

Los objetos resultan, en todas estas configuraciones que producen G & B, muy importantes, no sólo en sí mismos, sino en su relación con los otros y con el entorno. La espacialidad, los cambios de iluminación, el momento del día, el paso del tiempo, la presencia viva, construyen escenas diversas. Es hora de nombrar la pregnancia neobarroca: los planos, saturados de formas, de materias, se superponen, se multiplican, generan un despliegue en profundidad; se recupera una teatralidad visible, que se muestra como tal, con escenarios, trajes, personajes, partituras de movimientos. El descentramiento es notable.

16. Graciela Buggé y sus fotografías II.

Arte y vida, arte y política, resultan cruces, intersecciones sobre las que se suele hablar bastante. Buggé y Giménez, desde su pasión irreductible, ponen en práctica el entramado de esos tópicos; dibujan juntos una cartografía única, llena de recovecos, de accidentes memorables, de memorias en permanente trabajo / juego. Si el pájaro de la veleta que tienen en la terraza es capaz de marcar alguna coordenada, si con su flecha indica un norte, ese norte es el arte. Toda la vida, tanto Giménez como Buggé, como G & B o B & G, la enfocaron siempre para ese lado.

Darío Agustín Giménez | Facebook https://www.facebook.com/Dar%C3%ADo-Agust%C3%ADn-Gim%C3%A9nez-718389798363943

Graciela Buggé | Facebook https://www.facebook.com/Graciela-Bugg%C3%A9-391837014332596

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graciela.bugge@gmail.com

Todas las imágenes publicadas pertenecen a Graciela Buggé y a Darío Giménez, quienes, en esta ocasión, han tenido la gentileza de facilitárselas a Marimirona. Citar siempre autores y fuente.

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Plural: 2 Comentarios Añadir valoración

  1. Vivian Claudia Buonfiglio dice:

    Cuánto trabajo, arte y belleza!!! Felicitaciones, dos grandes artistas y personas.

  2. Me encantó!!!! Felicitaciones!! Éxitos!!!! Muy bueno todo!!

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