Esta vez, echamos a volar algunos poemas de Rubén Sacchi, un poeta que habla de la noche. Un artista que habla del cuerpo con el cuerpo, que no teme abordar lo oscuro de la existencia. Extrajimos algunos de sus papeles para que puedan espiar fragmentos. ¿Qué otra cosa son los poemas sino fragmentos desgarrados de escritura? Papeles crudos y cotidianos les presentamos aquí, sólo un par están fechados. También hay títulos que por sí mismos fechan, como «Pandemia». Basten unos versos que desgajamos para anunciarlo: «Mientras tanto, yo te acaricio, madre,/ para que no te duelan ni el cuerpo/ ni el olvido./ A todos nos alcanza el desafuero/ y en esta cárcel de huesos/ pagamos nuestra condena.».
Rubén Sacchi nació en Lanús, Buenos Aires, el 29 de noviembre de 1955, donde reside. Poeta, escritor, periodista y fotógrafo; Director de Cine y Video, egresado del Instituto de Arte Cinematográfico. Su obra impresa se resume en varios plegables de poesía y prosa y la participación en diversas antologías, pero el grueso de sus trabajos puede rastrearse en colaboraciones en innumerables revistas culturales, foros nacionales y extranjeros y en publicaciones virtuales. En 1978 fundó la revista cultural Lilith y al año siguiente la revista y editorial Impulsos. Con la vuelta de la democracia editó Restos del naufragio, publicación poética. Codirigió el periódico La balsa. En 2004 relanzó Lilith, esta vez en formato libro y, en 2015, la revista Septiembre y su tríptico periódico «Brotes». Publicó Sextavar 3 (Ed. Tiempo de Hoy, poesía, 1976); Sextavar 4 (Ed. Tiempo de Hoy, poesía, 1977); Orígenes 3 (Ed. Impulsos Incontenibles, poesía, 1982); Poesía Estúpida (Ed. Impulsos Incontenibles, poesía, 1985); Brotes (Ed. Septiembre, poesía, 2018); La memoria del agua (Ed. 3+1, poesía, 2019). Integra el Frente Cultural Septiembre. Dirige el portal de crítica cultural: www.desmenuzartemejor.blogspot.com
Dirección de correo: viejalilith@yahoo.com.ar
ABANDONO
¿Cómo se dice abandono?
Ni mis labios
ni mi cuerpo, madre,
conocen esa palabra.
Tu boca tampoco,
pero sí tu carne.
¿Cómo se dice abandono?
¿Será como arrodillarse
sobre granos de arroz
aguardando la oscuridad de la noche?
No le temas, madre,
nunca más el desarraigo.
Ni abuela Balbina,
ni el internado
de premios y castigos
te cargarán el vocablo.
¿Cómo se dice abandono?
¿Se dice orfandad
y risas pese a todo?
Viejos carnavales
con disfraz de bailarina
pintado a mano
resisten en las fotos
como tercos testigos
de los tiempos.
¿Cómo se dice abandono?
¿Se dice temprana viudez,
hija no nata?
¡Niña! ¡Ay niña, que te niegas a nacer!
Con tu cuerpecito partido
en el hierro de la modernidad.
¿Cómo se dice abandono?
¿tendrá el sonido
de la ausencia de hijo?
¡Ay, esta duda!
¡Ay, la certeza, hijo!
Abandono se dice aire
y, hasta la muerte, respiro.
Rubén Sacchi. 25 de abril de 2019 (terminada el 2 de diciembre de 2020).
ELONGA GATO
Elonga gato lujuria
una huella en mi carne,
tu cuerpo.
Bigotea en alarido de ronrones
mi mano sobre tu lomo.
Enarca tu cola
la cifra inexacta
del amor
a contrapelo de la desidia;
eficaz indiferencia pone coto,
nada es mío,
todo tuyo.
Pido permiso.
LA PIEDRA
¿Qué te puedo decir
de esta piedra que soy?
No es fácil ofrecerte mi jugo
para que bebas en esta mesa.
No es fácil ni justo.
Sería como pedirte
que encuentres la puerta
cuando no la hay.
Sin embargo
la mesa está servida
y son dos los invitados.
Habrás de saciarte
a puro buril y martillo,
o disponerte a sufrir
el hambre seco
de los desheredados,
esos que lo reciben todo
para quedarse con nada,
los huérfanos de abril,
los siempre penitentes,
los sin tierra ni cielo.
Los malditos.
MANDATOS
Sumido en mi sinrazón
decidí plantar un árbol.
Con la sequía
llegó mi esmero en el riego;
con el invierno y la helada
la calidez de mi abrazo.
Con los años sucedieron
su salud y fortaleza.
Con la dorada lozanía de sus ramas
y la férrea firmeza de su tronco,
llegó el filo de mi hacha.
Con su madera hice papel
para escribir un libro.
Días y noches,
letra tras letra
completé esas páginas
que ahora anhelaban ojos.
Ese anhelo trajo un hijo
para que lo lea
(¿tan fácil es cerrar un círculo?)
Lo crié con dedicación,
lo amamanté,
le enseñé a leer con entusiasmo
y abrí el libro ante sus ojos.
Terminada la lectura,
salió al jardín
a plantar un árbol.
No tuve más remedio
que seguirlo
y quitarle la pala,
para asestarle un golpe certero.
11 de marzo de 2019
PANDEMIA
Tiembla la boca
ante el silencio.
Se aterra el párpado
frente a la vigilia.
Una lluvia de estrellas
azota el firmamento
y aquí estamos,
frente a nosotros,
desempolvando los muebles
y las almas.
La vida es esta cárcel
de preguntas sin respuesta.
Buscamos un algoritmo
entre la alquimia y lo humano
para llamarle utopía.
No creas, compañera,
en la desidia de los relojes,
ellos jamás
traicionan su horizonte.
PARÁBOLA
Cayó finalmente
el último árbol,
temblando la tierra
bajo su majestuosa existencia.
Los hombres
lo rodearon de inmediato
y asistieron con zozobra
tamaña fatalidad.
Se sucedieron lamentos
en desgarradas voces:
“Sus fuertes ramas
columpiaron a mis hijos”;
“en ellas anidaba
el canto de los pájaros”;
“aquietaba con su sombra
el bochorno del verano”;
“el viento, tras su paso,
dejaba música en sus hojas”.
Otros llantos despidieron
la generosidad de sus frutos,
su función oxigenante,
la inspiración de unos versos.
Cuando todos callaron,
en ese mar de silencio
se miraron cara a cara
y pusieron manos a la obra:
cada quien, y como pudo,
del cadáver hizo leña.
PERO YO HABLO DE LA NOCHE
Extraviado de silencios,
víctima de la impericia vital,
mis piernas deambulan
procurando la cifra de lo exacto.
Madre:
vos y yo estamos
en esta lenta agonía,
mientras la ciudad
se expande como un gusano.
El cáncer brota
de las entrañas de la tierra
y nosotros aquí,
agonizando.
Sé que hay profetas
repartiendo alegría
a borbotones,
organizando festines
con gestos desmesurados.
Pero yo hablo de la noche, madre;
el día se nombra solo,
se muestra y brilla,
florece y canta.
Roto el cáliz de la lujuria,
¿qué dios vacuo dirimirá los pecados?
Un ejército de desharrapados
festeja el hambre y el frío.
Fagocita penes
con gran inocencia y voracidad.
El sol nos habla de esperanza, madre,
y cuesta creerle en ésta,
nuestra agonía;
en este hilván de vidas
como condenas,
de cadáveres felices y danzantes.
Pero yo hablo de la noche, madre,
yo hablo de la noche.
PRISIÓN DOMICILIARIA
Recorro mil veces
los rincones de la celda
suponiendo hallar
algo nuevo que no existe.
¡Oh! Los días de gotera
chorrean sobre el miedo,
pegajosos e informes.
¿Cuánta muerte encierra
la inasible vida?
¿De qué muerte escapamos
en medio
de la muerte cotidiana?
Enfrentados al espejo,
no reconocemos
la imagen que dejamos
hace años
abandonada en la infancia.
Enfrentados a nosotros,
nos opaca
la propia oscuridad.
¡Cuánto para ganar!
¡Cuánto para perder!
Mientras tanto,
en las macetas
van creciendo los ajíes;
lejos,
un pájaro canta
en el medio de la peste.
QUÉ TRABAJO NOS MANDA EL SEÑOR
Hoy nos reímos, madre,
nos burlamos de tu ay, ay, ay
que ya es una costumbre,
como una letanía,
y vos dijiste: “¡ay, ay, ay!
qué trabajo nos manda el Señor”,
mientras yo pensaba
que ciertamente
nos da el trabajo de inventarlo,
de ponerlo en el centro
de la vida,
para luego negarlo.
Vos decís, madre
que debés de haber sido muy mala
para que Dios no quiera llevarte.
Estás cansada
del transcurrir de los días
en esa cama eterna,
donde el afuera es
una vaga referencia,
y los afectos, madre,
una filosa ausencia.
¿Será que Dios sí existe, madre?
¿Será que se manifiesta cruel
para sembrarnos de dudas?
¿Será que castiga a ciegas,
con palo y con rebenque?
Mientras tanto, yo te acaricio, madre,
para que no te duelan ni el cuerpo
ni el olvido.
A todos nos alcanza el desafuero
y en esta cárcel de huesos
pagamos nuestra condena.
TIEMPO
Hablo del ayer.
Vendrá la noche
a ocupar tu espacio.
No habrá bálsamo,
ni aire
que inflame tus pulmones;
el hambre paseará en tu boca
y el amor será
una herida que se agota,
una luz inalcanzable.
Hablo del mañana.
Fue el azúcar y los trinos;
el territorio,
una enorme sábana
que envolvía tus sueños de lucha.
Fue el ritual
de común acuerdo con la vida;
la comunión de la sed
y los anhelos.
Hablo del hoy.
Ya es de noche
y ha partido la esperanza.
Yerma la vida, sin cosecha.
Duros golpes en la puerta.
TIZÓN
Frío arribo del otoño.
Hace tiempo
que la sangre se vacía
por la médula mezquina.
Sin embargo,
los pulmones vibran de alegría
y habitan el mejor
de los destinos posibles.
Fácil resulta la muerte.
Lo difícil es la vida;
extrañamiento de instinto
y naturaleza.
Hace mucho que acabaron
las noches de párpados livianos
y largas horas
pesadas como conciencias.
Ahora las tinieblas no pueden
con tu brillante oscuridad,
con tu ronca voz eterna.
Hoy partirás a otro cielo
que solo existe en mi deseo.
A mí me queda
restañar la nueva herida,
mientras te veo
tensar los músculos en la nada
para saltar al recuerdo.

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¡Qué gran poeta,es Rubén! Su palabra canta lo sencillo pero en gran profundidad, porque es auténtica . Por eso sufrimos con él, porque su pena es la pena general, la pena del que VE y se rehúsa a callar.
Emocionada por estos poemas.
Irene Marks
Leído y degustado ¡ Qué bien! ¿Parábola es un cuento hecho poesía o una poesía hecha cuento? da lo mismo porque mientras la lectura avanza nuestro poeta está hablando de la noche, y tanto me he metido en esos oscuros escenarios ubicolas, que recordé otra noche, en la precordillera y… ¿ Sabían que la noche en la precordillera y sin luna, ni deja ver el camino de regreso a casa? Andas con los ojos de gato o linterna con tal de no desbarrancarte… literalmente no se ve una m… ni una y…¿Sabían? Ya ven, el poema de Sacchis si habla de noche sumerge, si habla de día te sonríe. Mientras «un pájaro canta en medio de la peste» esta poesía será reflejo de realidad, lucha y esperanza.