y otras incertidumbres
Por María Sueldo Müller
Para crear un sistema de medición es necesario establecer una unidad que será tomada como referencia. Puede ser cualquier cosa, cualquier manifestación del fenómeno a medir, mientras esté estandarizada, es decir, controlada, siempre igual a sí misma. Entonces surge una pregunta: ¿se puede medir el tiempo? No la cronología inerte de los libros de historia. Digo, el tiempo de la propia vida, ¿se puede medir? Crear una unidad, repetirla y contar: una, dos, tres… ¿Son los años todos iguales? Las horas: las de la espera, las del ¿se puede medir el tiempo? No la cronología inerte de los libros de historia. Digo, el tiempo de la propia vida, ¿se puede medir? Crear una unidad, repetirla y contar: una, dos, tres… ¿Son los años todos iguales? Las horas: las de la espera, las del trabajo, las del amor, las de pérdida ¿duran todas lo mismo?
Elizabeth Molver construye una voz poética que indaga sobre la percepción del tiempo propio. Los poemas de su último libro, Con Hilván Simple (Ombligo Cuadrado ediciones, 2021), son como pequeñas postales, retazos de vivencias, de relatos, atravesados por la honda intimidad de un yo poético que prescinde de impostaciones y va desnudando su fragilidad, su tristeza, su incertidumbre. «El reloj de mi casa se detuvo»,nos dice, advirtiendo que ese sistema ha caducado, «supe entonces que era un tiempo distinto»,confiesa y anticipa que ensayará otras unidades. De esta manera, se sucederán las estaciones, los climas, el ciclo de las flores, los recuerdos, el vuelo de los pájaros, el fluir del río…

Sin embargo, el yo se percibe detenido, «El río corre / y yo / parada en tu ausencia», es lo que permanece en un entorno que cambia, una «voz de momentos quietos». Atados a esa permanencia aparecerán los hilos, los que construyen la trama, tejen, los que cosen. Si el hilván es esa costura que sostiene las piezas que conforman una prenda, el yo poético irá hilvanando, poema a poema, los momentos que conforman su tiempo y aquello que parecía retazos irá tomando una forma. Las vivencias propias y ajenas constituirán el tejido de lo personal: un yo que no se enuncia desde lo individual, sino que trama su esencia misma con las hebras del mundo que lo rodea.
El hilván no es una costura definitiva. Cuando se hilvana es porque se sabe que puede ser necesario deshacer, reformar. Este poemario se revela como un vestido temporal cuyos hilvanes podrían soltarse para dar más o menos lugar a cada experiencia porque sus partes son de tiempo y éste no es siempre igual a sí mismo. «Hay Una mujer que se inscribe en el otoño»y ve cómo se van los colectivos, los años, lxs hijxs, mientras hilvana el vestido de su memoria. No está quieta, sino: en presente.
El yo se erige hecho de un tiempo que tiene las dimensiones inmensurables del presente, en el que el pasado se añora pero, también, está ocurriendo y los muertos duelen y viven a la vez; además, está el futuro con su desborde de potenciales. No hay resolución posible para «el misterio de la distancia», no hay un arreglo definitivo, una medida. Elizabeth Molver nos presenta un poemario descarnado, honesto, una voz que desnuda la pena y la amenaza de la soledad que se detienen en lo cotidiano, en lo más simple, para darle forma a una existencia que se sostiene «haciendo equilibrio en la memoria de los días».

Con hilván simple – Selección de poemas
De esta casa no soy huesos
ni columna inquebrantable
De esta casa soy música
caricia alimento
soy palabra escrita
en la cocina en mis adentros
soy plantas tierra
soy la mesa de los cuatro
soy mis libros y los libros de ellos
soy cuadritos fotos velas
ventana sol
puerta abierta
patio
Miraba las novelas de la tarde con mi tía
Seguíamos la trama
la desdicha de los personajes
la encrucijada del destino
yo esperaba el encuentro
de los protagonistas
a un centímetro
se hablaban
respiraban
hasta que llegaba el beso
en ese momento
no había comentarios
las dos fijas en la tele
el mundo se detenía
ruborizadas, intuyo
pudorosas
después del beso
la vida continuaba
seguíamos compartiendo té en jarro
o las clases de tejido
después del beso
tantos años más tarde
ahora que el mundo se detuvo
recordará mi tía envuelta en desmemoria
la trama de la novela
Tal vez todo cierre después de esta internación
las marcas las reacciones lo extremo
tal vez me quede
parada en el cordón
tal vez todo se abra
repase cada línea de tu rostro
cada arruga de tu mano
y hablemos de aquel anillo con piedra roja
¿te acordás?
dónde habrá quedado en este remolino de mudanzas
Tal vez ya sea tiempo de coser
hacer un nudo
cortar los hilos
tirar la aguja
lejos
lejos de nosotros
y sólo esperar que cicatrice
Voy a visitarte
como Caperucita pero sin canasta
llevo una bolsa de tela
no por un bosque
no junto flores
te llevo chocolates que te encantan
Las dos sabemos que falta poco
Pasaré todo el día en tu casa
que se parece un poco a la nuestra
sol por la ventana, plantas, fotos
miraremos una película argentina
te ayudaré a recortar figuras
te reirás de mis decires
Te espera todo el azul
las montañas blancas
lo nuevo
el brillo de esos ojos compañeros
Me espera extrañar tu sonrisa
pensarte a cada rato
este bosque gris por unos años
mirar al cielo
saberte libre
Poner en una mochila pequeña
la ropa para algunos días.
No necesitar nada más
o necesitarlo padecerlo y sonreír.
Aprender a ir más liviana
los otros trescientos cincuenta días…

El cuerpo tiene memoria de los días
las fechas vuelven maquilladas
con sus marcas inquebrantables
el fin de agosto
es el fin de las comidas
de cuchillo y tenedor
de los ojos brillantes
de palabras como luces
el comienzo de setiembre es
el comienzo de la despedida
otra vez vendrá el 1
después el 2 y así hasta llegar al 9
a las 8 de la mañana otra vez
saber que te apagaste despacio
como una velita de promesas
como una chispa del último fuego encendido
así
¿Te metiste al mar últimamente?
¿Te sentiste pequeño, ínfimo adentro de sus olas?
¿Qué color fue tu preferido en el verano? ¿Y tu gusto de helado?
¿Te acordaste alguna vez de cuando eras chiquito y te hacía upa?
¿En qué pájaro te estuvo sobrevolando el abuelo?
¿Alguien te dijo que te ama desesperadamente?
¿Tocaste el cielo alguna vez volando con tu skate?
A la arena caliente, húmeda, fría ¿le dejaste tus huellas?
¿Pudiste ver las figuras que forman las nubes? ¿Cuáles?
¿Pensaste en la muerte alguna noche?
¿Qué misterios te desvelan?
¿Qué milagros esperás?
¿Qué ventana, frente a qué paisaje, quisieras abrir mañana?

Un hombre escribe la palabra otoño
algo cae, se desprende y la belleza
es abandono en la ciudad desnuda
Roberto Malatesta
Una mujer escribe el otoño
el amor a sus hijes
el misterio de la distancia
Una mujer se inscribe en el otoño
sella el pacto de la soledad,
calla
Una mujer mira a través del otoño
desde ventanas pequeñas húmedas
se recuesta en hamacas olvidadas
Una mujer suelta la palabra otoño
vuela en el viento breve
se mece en el intenso naranja de la tarde
Una mujer se aferra a la palabra otoño
abraza el jardín desnudo,
llora
Una mujer se perfuma de otoño
huele a búsqueda y cruje
en ramas extensas y livianas
Una mujer desea la palabra otoño
como una canción que la nombre
para que calle su pecho cansado,
sueña

Elizabeth Molver (Buenos Aires, Argentina,1969)
Profesora especializada en personas con capacidades diferentes. Bibliotecaria escolar. Bibliotecóloga.
Libros publicados
- Según los ojos, La carta de Oliver, 2004
- Postales personales, Macedonia, 2008
- Mujeres en un cuaderno borrador, Macedonia, 2011
- Entonces mi padre, El mono armado, 2016
- Con hilván simple, Ombligo Cuadrado ediciones, 2021
Participación en antologías, entre otras:
- Las voces de las mariposas, México, 2011.
- Nada de Poesía 2, Piedra al cielo Ediciones, Laferrere, 2017
- Alto guiso. Poesía matancera contemporánea, Leviatán, Bs As, 2017.
Participó en el Encuentro Internacional Mujeres en el País de las nubes, México 2011 y Colombia 2012. Coordinó el taller literario para niñxs Palabrapan (2012/2016). Integrante del colectivo literario-plástico MALAPALABRA (2014/2016). Co-coordinó el ciclo literario La botella vacía, (Morón 2017/18). Co-coordina el ciclo literario virtual La dicha (2020/2021). Es parte de la organización de Arte en vivo, evento que se desarrolla desde 2008 en la plaza Mitre de Ramos Mejía que congrega diversos artistas del hacer cultural de La Matanza y C.A.B.A.
Email: elizabethmolver@gmail.com
Celular: 1130069178
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Leerte es sentirte cerca, sos inmensa!
Te admiro profundamente.