El silencio es una bailarina, de Geraldine Gutiérrez-Wienken. Alción, 2021.

Este libro toca (pro)piedades vertiginosas; lo indecible se encuentra siempre en movimiento, funda, borra y circunscribe fábulas, mitologías, vínculos ¿fluidos? La autora parece alinearse con el riesgo de creer en lo inenarrable al mismo tiempo que lo divulga y traslada su talante elocuente e (in)quieto. Lo signa todo, es genealogía: el desarrollo de una historia y a la vez el precinto de un eterno sueño. Convoca «lo faltante venidero», múltiples lecturas y enmiendas.
De modo que la particularidad que nos propone mana no solamente de una arqueología de irresolución o de la sustancia siniestra, sino que se vertebra a través de la reflexión, del «uso enfático de los signos de puntuación» o del «paso sintáctico o desarticulado de los versos» (Néstor Mendoza). El resultado provoca sismos, desarticulaciones y/o (re)demarcaciones de nuevos territorios psíquicos de infinita riqueza.
El libro congrega, en suma, los momentos esclarecedores decisivos que hemos sido llevados a vivir y que esperan siempre ver la luz. Nombrar lo exige constante indagación en otros, varios, múltiples lenguajes para descubrir otras dimensiones o regiones adormecidas del inconsciente. Porque las palabras que creemos dominar no son más que nuevos espaciadores o abismos.
XII
Cuántos ojos caben en una franja de aves migratorias
cuántos pasos debo. Invertir en lo in-
cesante mosaico desconocido
miedo tan ad-
verso tan eficaz y parcial. A donde vas tú no hay
ventana ni puerta. Todo es tardío. Hasta la tarde
Las últimas cosas de la otra vida al atardecer
Los pájaros cómo desviarlos
Los pájaros con mi danza en todos los sentidos
Contrarios
Los pájaros cómo contar sin saldo
Los pájaros los pájaros que me embargan

XV
Lo siento sin causa
Lo, carece de significado cabal
Lo, pequeño anfibio
suelta musgo sobre verde. Lo
está observando(me)
monda mis nueces
escoge apetito y cefalea. Lo
perro guardián
nostalgia objetos familiares
mosaico roto a medias
causa perdida. Lo
mordisquea muda de lugar
el resto de los días

XXII
Mi pasividad. El hombre que todos los días
vende su cuento. La distancia de las cosas
cercanas. La mar (des)bordada. Mi pasividad
mujeres y hombres
que se han tomado el tiempo del mundo
en desgranar lo indecible. Grandes margaritas
que en el aire se mantienen (des)haciendo
curvas parábolas y artefactos. La exigencia
de un sentido
Mi pasividad. Esa insuperable equilibrista

Geraldine Gutiérrez-Wienken nació en Venezuela. Escribe, traduce y edita poesía. Es doctora en Filología Alemana por Universidad Heidelberg. Ha publicado los poemarios: Espantando elefantes, 1994, Con alma de cine, 2007 y Castañas de confianza, 2013; así como las traducciones: Hilde Domin: Canciones para dar aliento, 2018, e Inge Müller: ¡Que no me asfixie de hacer tanto silencio!, 2021, ambas en Editorial Llantén.
Las fotografías publicadas son cortesía de Geraldine Gutiérrez-Wienken.
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