JEREMÍAS POLIOTTO y sus narrativas fotográficas
Por Mónica Muñoz
Jeremías Poliotto (1982) es arquitecto, artista visual y fotógrafo. Estudió en la Universidad Nacional de Rosario y vive en Venado Tuerto. Al igual que Martín Viola – su compañero en la muestra de Andén– le gusta caminar la ciudad y apuntar lo que ve.
“Siempre hago muchas cosas, así como cuenta Martín Viola, me interesa el registro de la arquitectura de nuestra ciudad que está olvidada; está ahí, la ves y pensás: esa casa está buena, entonces hacés el registro, sacás una foto en el momento adecuado, con la luz adecuada. Todo eso me encanta.”
“Arranqué en el 2002 con la facultad de arquitectura. Ahí comencé a tomar fotografías con cámaras réflex cuando todo era diferente, había que comprar el rollo, ponerlo, revelarlo; tenía un tío que más o menos me enseñaba, me prestaba la cámara y me enseñaba. Yo heredo el amor por el arte, de siempre estar haciendo algo artístico. Mi padre pinta y mi madre dibuja, hace esculturas. O sea que en mi casa siempre el arte estuvo ahí, al alcance de la mano. Cuando comencé arquitectura fue una manera nueva de mirar, comenzar a hacer registros con fotos. Luego hice algunos talleres: fotografía aplicada con Davidovich, Martínez y Bertossi. Otro de fotografía y Arquitectura con Walter Salcedo. Prácticas con Gustavo Frittegotto. Con amigos, en el Grupo Los Miércoles explorábamos diferentes expresiones artísticas –dibujo, pintura, fotografía, música- y cada tanto realizábamos presentaciones en Rosario entre el 2006 y el 2010. Esporádicamente participo en muestras colectivas e individuales en distintas ciudades del país.”
“Siempre me interesó la imagen, la foto es como una herramienta, siempre estuve haciendo algo, y ver y retratarlo, sacar una foto, componer. Nuestra profesión tiene mucho que ver con la fotografía. Hoy hay programas para hacer rendex, imágenes 3D, que también me interesan mucho porque todo ese ámbito está buenísimo, pero siempre priorizando la composición, por eso también la fotografía es una herramienta para ayudarte a proyectar en otros campos.”
Las fotografías de Jeremías presentan un ensamble de imágenes reflejadas que sorprenden al espectador y funcionan como microrrelato. Allí es el observador el que construye sentido cuando busca comprender. El tiempo del relato detenido en la imagen aparece en el desplazamiento del ojo de quien mira dentro del campo fotográfico y conjetura, arma una historia propia, repone lo que falta. Jeremías aclara:
“Cada foto es un solo disparo, o sea que en cada foto hay una condición que se da, las fotos están sacadas de afuera para adentro y a veces estoy en el exterior y hay un interior y otro interior posterior y ahí se empiezan a armar estos cuadros reflejos, porque cuando adentro en el ambiente está oscuro refleja para atrás, y cuando tenés luz ves para adelante. Entonces ahí se revelan ante mi ojo unos collages en vivo, instantáneos, que están buenísimos para tomar. Pero es un solo click, es lo que veo y pesco en un momento determinado de reflejos. No hay prácticamente trabajo de edición, algún ajuste de contrastes en la luces y en las sombras pero nada más.”
“Habito la ciudad, la transito, la respiro, la observo y es inevitable plasmarla en imágenes. Me sumerjo en las posibilidades que habilitan los reflejos como una oportunidad de superposición y abstracción, generando imágenes espacialmente imposibles y de múltiples interpretaciones, que desconciertan al verlas pero invitan a transitarlas. La mayoría de mis fotografías surgen en ciertos momentos de manera consciente y en otros instintivamente, mientras circulo por la ciudad. A veces tienen como resultado una composición compleja, otras más simple, pero siempre hay algo entre azaroso y misterioso que me motiva a hacerlas. Las condiciones que la luz aporta incitan a un juego que varía en cada momento, modificando la escena, cualificando los espacios y la posibilidad de fusión entre el interior y el exterior. Me moviliza la luz y la infinidad de sensaciones que es capaz de generar.”
“Me han movilizado algunos artistas. Picasso, Escher; Magritte, que juega con el surrealismo, con la imagen que se cae y tiene ese juego visual y eso está buenísimo. Escher con la perspectiva, yo cuando dibujo juego con esas cosas, con deformar la perspectiva, engañar al que está mirando, qué se yo; estos tres personajes me interesan, todo lo que es abstracto siempre me gustó. No sé por qué desde chico lo abstracto me llamó la atención, cuando empecé con las fotos también, me gustaba sacarle fotos a lo abstracto, hacer un recorte”
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