María Marta Escalante

Escribir: razones y pasiones o la búsqueda de la palabra escondida

Por Mónica Muñoz

PH Adelqui Pompei

Alianza Francesa Venado Tuerto protagoniza la agenda cultural de la ciudad con distintas charlas gratuitas y abiertas a todo público. En el mes de junio escuchamos a María Marta Escalante, traductora, profesora, escritora, fotógrafa y amante de las artes, en una reflexiva conferencia en la cual enlazó y analizó la obra de distintos escritores/escritoras argentinos, españoles y franceses de distintas épocas. Lugones, Rimbaud, Baudelaire, Poe, Mallarmé, Flaubert, Borges, George Sand, Marguerite Durás, Saint Exuperý y muchos más convivieron por un instante en un universo atemporal tramado diestramente por María Marta.

“Tejido y texto. A mí me gusta tejer. Y el tejido es un texto – y viceversa- vas, venís, haces la trama, la urdimbre. La historia de la literatura y la historia de la escritura también se pueden pensar de la misma manera”

En la última Feria del Libro realizada en Buenos Aires se presentó la antología Rizoma que incluye algunos de sus textos.

“Escribir obra el milagro de que mi mente pase de la sangre a la tinta, liberando espacio de emociones que, al salir, sanan, en acto creativo. La lapicera prolonga mi mano, mis venas, mis huesos, y el mítico laberinto de Minotauro encuentra en ella el hilo de Ariadna. De este modo, el adentro encuentra el afuera. Así, el silencio encuentra la palabra. Entonces ya no se ahoga el grito con nudos de saliva en el vaso de agua interior, sino que se canaliza en un mar de vocablos y voces que, como una ola, desemboca en playas de papel, en bahías de bocas y oídos, que recogen esos pensamientos y los hacen suyos, proyectando así, hasta el infinito, los espacios de conexión y sanación, en especular reflejo. ¡Aleluya por la palabra conjurada, porque brote y florezca, cada día, como el alba, y traiga luz!” 

Asidua y activa integrante del taller literario Rizoma, coordinado por María Julia Druille,  nos cuenta que fue allí donde se animó a mostrar sus creaciones literarias -largo tiempo guardadas- ante un pequeño grupo de compañeros de amorosa sensibilidad. El espacio la incentivó también a revisar miles de producciones anteriores y a soñar con la posibilidad de publicar, próximamente, algunas en forma de libro, ya sea en papel o en formato digital.

OMERTÁ

«El secreto corría el riesgo de infectarlo todo»
 Siri Husdvedt


Boca cosida, secreto a voces. «De eso no se habla, de eso no se habla, ¡Júralo! nunca lo vas a contar». Prometido. Sellado con sangre.  Así el silencio se convirtió en palabra muda, creciendo y creciendo como una bola de nieve, como la mancha voraz que invade el espacio. Sin hablar, como lo había prometido, se expresó mi cuerpo: hablaron mis ojos, hablaron mis sueños. Me convertí en la tumba de un fantasma. Hasta que un día, todo estalló: Por entre las hendijas de la herida, empezó a pedir pista la forma del silencio corporizada, infecta. La boca se hinchó hasta el punto de explotar. Decidí entonces que era el momento de liberar el secreto, pero estaba condenada al compromiso de la confidencialidad. Entonces, tuve que seguir callando, hasta que no hubo lugar para mí, porque el secreto lo invadió todo.  Mi boca enmudeció para siempre, dejé de hablar de todo. Autómata y hermética, me encerré en la cueva de retiro como un monje trapense. Ni la terapia ni nada logró sacarme de allí. Poco a poco, fui perdiendo los dientes, se me secó la lengua y la boca toda, se me trabó la mandíbula, y con ella, el corazón. Intenté mantener los diálogos mentales silenciosos, pero en vano, porque hasta me había escondido de mí. Eso sí, el secreto familiar estaba a salvo, Nadie lo sabría nunca.   Porque murió conmigo, aunque yo todavía esté viva. A veces pienso que es al revés, que de tanto mantenerlo con vida, la que está muerta soy yo.

Y VIVIERON FELICES

» Nunca me sale cisne ni princesa»
Laura Yassan

«Serás por siempre sapo y calabaza»
El final de la realidad no se condice con el del cuento:
la ropa perfecta se mancha,
el peinado se deshace con el viento,
el maquillaje se corre con el sudor.
Ganamos peso, canas, arrugas.
Patito feo no emprende vuelo, no se hace blanco.
La Cenicienta sigue barriendo sueños sin convertirse en princesa.
El vendedor del subte, nuca saldrá de allí,
no cambiará el medieval sistema de clases.
El príncipe se casará con la princesa para salvar la herencia,
le hará el amor a la criada y venderá el zapato de cristal.
El mismo croupier marca siempre las cartas.
Como en los juegos de azar, todos pierden.
Hasta el hada madrina empeñó la varita para salvar su casa.
Los besos no tienen efecto residual:
el sapo sigue siendo verde y feo,
y Blancanieves languidece en una latencia sin fin.
Solo queda una salida: escribir para conjurar la tristeza.
Escribir para sobrevivir, para pervivir en el tiempo.
Escribir para volverse mariposa.
Escribir es respirar y crear mundos
donde todos vivan felices para siempre.

CRISALIDA


«Como se mira a través de un cristal,
o del aire, o de nada»
 Rosario Castellanos

Ojos ciegos,
luces que encandilan.
Después, la oscuridad.
Negro, frío, silencio.
Ya no resisto la transparencia del cristal que me refleja.
Quiero ver más allá,
atrapar mi reflejo con una red de mariposas.
Pero soy una oruga.
Me enredo, me zafo.
No puedo volar…
(todavía)

MI NOMBRE

“Tan sólo pido yo saber por fin quién soy”
Drácula, Cibrian/Mahler

MA-RÍ-A, (por imposición religiosa)
MAR-TA, (por mi madre, por mi abuela…herencia familiar.)
¿Soy las sílabas de mi nombre o soy más que la suma de las letras?
Soy aire, risa, caos.
MARIA MARTA ESCALANTE
MARIA MARTA DE LOS MILAGROS ESCALANTE (de los Milagros para el bautismo)
Algunos milagros hice con mi vida en muchos aspectos. Sobrevivir, ser resiliente, avanzar.
«Aimer malgré tout», mi tatuaje en francés, mi lengua elegida.
Ahí mis iniciales  MME, coinciden con la abreviatura de madame (señora). Así me dicen mis alumnos
¿Soy una señora? si, una señora de cierta edad, o mejor dicho, de edad incierta. Soy «la madame» de francés.
MARIA MARTA ESCALANTE REAL. así decía mi primera tarjeta de presentación, así me llamo en redes sociales.
MARIA MARTA (DE LOS MILAGROS) ESCALANTE REAL
hija de matrimonio endogámico, de primos en segundo grado.
¿Qui{en soy para los demás?
María Marta, Marian, Mary, Maru, Marta, María, Mar, Mariucha, M&M, MM, mamá, ma, madame, hija, vieja, abuela, tota, toti, seño, profe.
¿Quién me impuse y elegí ser?
profesora, traductora, y, en mis ratos libres, escritora, repostera, bailarina, cantante, actriz, tejedora, costurera, bordadora, lectora, viajera, fotógrafa, sostén, apoyo, exceso, intensidad.
MARIA MARTA ESCALANTE REAL
Simplemente, un ser de carne y hueso,
en equilibrio imperfecto entre pasado y futuro, en evolución y reconstrucción permanente.
Viva, feliz.

LUGARES COMUNES

«La noche de la novela triste es cuando sus luces se apagan»
Carmen Berenguer

Todo es brillo en el cliché. Sin embargo, la noche triste todo lo invade cuando cerramos el libro: ni chimenea, ni incienso, ni velas. Tampoco música suave. La noche sólo tiene frío y oscuridad. Sonidos de aves extrañas que nos atemorizan más, porque no las vemos. Allí comienza la noche triste, la de las melancólicas heroínas sin redención, la de los duros antihéroes que no escarmientan ni con la vida ni con el tiempo, y sólo se insensibilizan más. Llega la hora en que ni siquiera los ángeles guardianes vienen a cuidar el sueño. A esa hora se pierde la esperanza, parece que el sol nunca más va a salir. Creemos que media una eternidad hasta que el blanco de la luna se vuelva sangre de sol naciente. A esa misma hora, despiertan las pesadillas y los miedos. ¡Cómo conjurarlos si olvidamos poner el señalador en la página que veníamos leyendo? Buscar las letras en la penumbra con los ojos cansados es como buscar hormigas. Difícil es recordar cuando nos cuesta concentrarnos en la lectura o cabeceamos por el sueño. Entones ya no sabemos dónde nos habíamos quedado. Ni siquiera la novela más triste puede ser tan triste como vivir la hora crepuscular. Comparativamente pienso que la eternidad y el infierno son igualmente agobiantes. Sería bueno manejar la duración subjetiva del tiempo a nuestro favor, pero es difícil. Hay días en que, insomne, dura segundos. Otros, años. Según el tenor de mi insomnio. La soledad a veces me gusta, a veces, no. Depende de cómo me sienta conmigo. Para evitar todo esto, probé dejar varios libros abiertos apilados, en páginas que me gustan. También dejé otros cerrados, pero señalando páginas que también me agrandan. Probé visualizar luz y calor, inmersa en oscuridad y frío. Probé también con un baño caliente, con alcohol, con la tele prendida, que es un buen somnífero, o agotar mis fuerzas hasta quedar exhausta después de un largo día de trabajo. En todos los casos, la noche escribió su propia novela, consciente u onírica, a cuya lectura asisto con la austeridad de su marco, despojada de los brillos del cliché, de los aromas, de los ángeles, de las velas y los finales felices, Sólo queda esperar el conjuro de la aurora y cerrar el libro, hasta la noche siguiente.

ODA NOCTURNA


“Ay, tampoco suena ni sube el nocturno canto”

 Alaide Foppa 


En sueños pienso: 
¿Será que una mordaza me obliga a callar?
La noche es manto maternal,
oscuro caldo donde se gestan sentires y palabras.
Por suerte me desierto
y compruebo que la pesadilla es sólo eso.
Respiro para calmar la angustia.
Me siento, pienso, escribo.
Vuelvo a crear.

BAUTISMO

«Algo nuevo, como un trueno, comienza a gorgotear entre los juncos»

Wislava Symborska


Llueve. Cada gota alimenta la desazón y la transforma en alegría renovada. Casi imperceptiblemente, el silencio invade el Delta. Solo se escuchan mosquitos y grillos. Atardece y la luz decae. El calor baja, el agua se mece, maternal, incitando al sueño. El río se enfría. Los juncos esconden camalotes que se desplazan lento y pausado, buscando un derrotero azaroso y fugaz. Ya se detiene la brisa, ya se conforma la noche oscura, la luna tenue, el río manso. Los árboles apenas se agitan con la brisa, ejecutando melodías con sus hojas. La naturaleza seduce a la oscuridad para que se duerma. No hay pasado ni luz, sólo presente negro, indefinible, inconmensurable. De repente, como luciérnagas, se encienden las estrellas. El cielo se ilumina con cristales sutiles, encandilantes, que titilan y adornan la bóveda celeste. Yo me tiro en el pasto para mirar, fascinada, el conjuro de la noche. La luna emerge, blanca, redonda, como un queso gigante, glotona, seductora mujer en el espejo del agua. Me cobijo en esa inmensidad, arropo mi microscópica entidad ante ese inabarcable universo del que también soy parte. Me uno al todo. Estoy ahí, en contemplación activa. Lejos de sentirme reina de la creación por ser humana, pienso en mi pequeñez, ínfima partícula en ese ensamble sagrado. Cierro mis ojos. El frío del rocío moja mi cara. Por un segundo creo que realmente me vuelvo una con ella, la Madre Naturaleza. Por un segundo, renuevo mis vínculos con lo Sagrado, lo Sublime. Por un segundo vuelvo al Génesis gestacional en el que me olvido de todo progreso falso y recupero el basamento vital, ese que alguna vez nos hizo sentirnos felices en el paraíso antes de cometer el pecado de la soberbia y la destrucción, antes de robar el fuego. Por un segundo la adánica condena desaparece, la prometeica obsesión se desdibuja, el caos primitivo se ordena. Soy con ella, estoy adentro, lejos de la destrucción y el ruido. Respiro, libre.

PALABRA ESCONDIDA

“Donde suena tu nombre, nada, nadie responde”

Tu nombre, Airbag



Escondida está la palabra en mi,
se me escapa.
¿Es acaso, Mujer? ¿Madre?
¿Poeta? ¿Viajera?
¿Solitaria?
Quizás mi palabra escondida sea
«Palabras».
Palabras que intento hilvanar
en devaneos poéticos,
bordando burdos textos
con el alma.

María Marta Escalante es Profesora de francés (INSP Joaquín V.Gonzalez), Traductora pública Fr/Esp (Facultad de Derecho, UBA), Traductora literaria y de especialidad Fr/Esp (UMSA), Intérprete Fr/Esp (Alianza Francesa). Trabajó como docente universitaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires, UBA, y también en Usal,  UMSA y Uader. Se desempeñó en escuelas públicas y privadas de Capital y Provincia de Buenos Aires como docente  de lengua francesa de primaria y secundaria, primero, y luego como Vicerrectora y Rectora. Ejerció la docencia en diversas Alianzas Francesas. Exploró creativamente la fotografía, el teatro, el canto, la danza. Incursiona en las letras desde la adolescencia. También efectuó publicaciones académicas, papers en congresos nacionales e internacionales. En traducción se destaca la publicación de UNTREF de tres obras del sociólogo y artista plástico franco-canadiense Hervé Fischer: El choque digital, Ciberprometeo y Planeta Hiper. En los últimos años participó de los talleres literarios de las escritoras y docentes Dolores Reyes y María Julia Druille. Con este último, Rizoma, se publicó una antología que se presentó en la Feria del libro 2022. Docente, conferencista, escritora, incursionó en la investigación sobre intercultura «El francés en el tango» (IIH Gerardo Pagès, UBA). Actualmente cursa una diplomatura en Historia del Tango (Facultad de Ciencias Económicas, UBA).

Adelqui Pompei: Fotógrafo argentino. Facebook: Adelqui Pompei (Keko). IG: @phadelquipompei. https://www.eyeem.com/u/32216073  adelquipompei@gmail.com

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